Previsible

No sé si habéis seguido los sucedaneos de Operación Triunfo que la televisión nos regala en tropel: La torre de Babel, Fama, Tienes talento, Tú si que vales...

Se han dado cuenta de que lo que vende y engancha son los castings: a ver cuantos freaks por minutos se plantan delante de la cámara número en pecho interpretando cualquier temazo de Pimpinela.

De hecho, en el caso de Tú si que vales, el programa ha sido directamente un cásting contínuo: semana tras semana, los afortunados que habían superado la selección anterior volvían a ofrecer lo mejor de sí mismos. Los especímenes que se presentan abarcan un amplio abanico de disciplinas: desde tragafuegos contorsionistas hasta niños prodigios.

La primera edición había dejado el listón alto: tras el Paul Potts spanish, se había dificil encontrar a alguien que diera la talla, así que esta vez se habían decantado por el freakismo bizarro.

El viernes pasado fue la gran final (que por cierto se llevó el share al agua con un 21,6%) Peleándose por los 30000€, se encontraban (atiendan porque no tiene desperdicio):

  • Miriam, la siernita minusválida

  • Kamelos . Semos, la revelación de la rumba pop

  • Jaito, el chico de la armónica

  • Jóvenes Flamenquitos: o me votas o te rajo
Después de ver la estelar actuación de los Kamelos, había depositado toda mi confianza en que España votara siguiendo mi mismo criterio. Pero no, a medida que anunciaban las posiciones finales, y no nombraban a la niña minusválida, se pudo preveer el resultado: ¿que podían hacer los dos rumberos contra una niña en silla de ruedas cantando: "quiero caminar, quier volar..."? Nada. De hecho, en la final, la llevaron en brazos a la silla del escenario, cuando en programas anteriores había entrado por su propio pie y la ayuda de un andador. Si eso no es jugar sucio...

La niña ganó: no tiene una gran voz ni su número era algo innovador... pero supo dar mucha pena. Yo por mi parte seguiré escuchando Jonathan en el coche a todo volumen.

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